Un estudio de la Universidad de California, en San Diego, dice que los americanos (los gringos) consumen cada día 3,6 zettabytes de información. O sea, 36 elevado a 21 bytes. O sea, 3,6 millones de millones de gigas. Quiere eso decir que, cada día, un gringo normalito se mete en su melón el equivalente a 16 discos duros de los medianos entre TV, teléfono, radio, ordenador y demás. La ilustración de Rob Vargas que corona estas líneas lo explica bien y, viéndola, uno se da cuenta de cómo sería tal cosa en España. La diferencia sería escasa en horas de tele e incluso en su contenido (Belén Esteban en vez de Oprah) y puede que hubiese aún menos lectura (sí, a pesar del Marca y el Cuore). Lo que sí habría es un gran hueco en el melón del español para a la información capturada en el bar, origen y destino de nuestra sabiduría.
A todo esto, ¿qué hace un gringo con 16 discos duros diarios de información adquirida? Pues lo mismo que un español: respirar, comer, cagar, mear, dormir… y poco más.
Gracias a la detención y encarcelamiento de López de Uralde y de los otros activistas/directivos de Greenpeace en Copenhague, la gente ha descubierto dos o tres cosas: a) que las medidas policiales y judiciales son, habitualmente, desproporcionadas; b) que los muy civilizados países nórdicos son tan bárbaros en esa desproporción como cualquier otro; c) que el delito de terrorismo, aún sólo como amenaza, es un comodín que se puede usar contra cualquiera; d) que las cárceles no tienen, ni siquiera en Dinamarca, amplios ventanales con vistas.
Conste que estoy muy a favor de lo que hicieron López de Uralde y los otros, que me encantó el contenido de su pancarta y que aprecio un huevo la labor de Greenpeace en general. Conste que estoy muy en contra de su detención, de la forma en que los han tratado y de todo lo que hacen los Gobiernos que no hacen nada en general. Pero es que me tiene maravillado la reacción del personal. Ciudadanos de todo pelaje se han llevado las manos a la cabeza y la indignación a la boca por este atropello. Los medios de comunicación se han sumado a la indignación dedicando sus cotizadas páginas y minutos al asunto. Un poco porque el detenido era español y de Greenpeace y otro bastante porque su mujer conoce a la mitad de la profesión periodística, sobre todo a una mitad (motivo por el cual algunos medios han tardado más que otros en apoyar la causa, que las guerras mediáticas es lo que tienen). Por lo que haya sido, me parece de puta madre. Por fin la gente reacciona ante los abusos de poder y toma un postura fuerte y resistente en el tema de la ecología…
Y una leche. La misma gente y los mismos medios pasaron como si nada por las más de mil detenciones «preventivas» habidas en las calles de Copenhague. López de Uralde ha cometido un delito (bueno, más de uno) sabiendo que lo estaba cometiendo y el riesgo que corría por eso. Esas más de mil personas no hicieron nada más que sumarse a una manifestación autorizada, las metieron en el calabozo a traición y de forma casi orwelliana y allí, y aquí, paz y, después, gloria o lo que sea esta cosa en la que vivimos.
La misma gente y los mismos medios pasan diariamente por encima de los atropellos cometidos por gobiernos presuntamente civilizados a tipos tan activistas como López de Uralde. La misma gente y los mismos medios se callan ante los atropellos a todo tipo de libertades. Y, sobre todo, y aquí viene lo terrorífico y paradójico, la misma gente y los mismos medios miran para otro lado cuando se trata de defender la causa que está defendiendo López de Uralde.
Hoy han liberado a López de Uralde y me alegro por él y por todos sus compañeros pero aquí no se acaba la cosa. Como él mismo ha dicho nada más salir, «lo peor es que el clima sigue siendo destruido». Lo peor será también que la indignación que por unos días ha dado un poquito de dignidad a mucha gente y a todos los medios de comunicación se puede quedar en la puerta de esa cárcel de Copenhague. Lo peor es que vamos a seguir teniendo motivos para indignarnos todos los días y ni lo vamos a hacer ni van a salir esos motivos en los periódicos. Lo peor es que no estamos a lo que estamos. Estamos a ver si al de Greenpeace le dejan ver a su mujer en el talego cuando a lo que deberíamos estar es si a ver de una puta vez reaccionan los gobiernos, las empresas y reaccionamos nosotros mismos y hacemos todos todo lo posible por llevar una vida más decente.
¿Por qué en cada crónica de un evento de rap que se escribe o emite en un medio grande en España* tenemos que aguantar un repaso de la historia del género si hace más de 30 años que se lo invetaron en Nueva York, hace 20 que salieron los primeros discos de raperos españoles, es el estilo número uno en Estados Unidos y, aquí, desde El príncipe de Bel Air no hay un maldito anuncio que no tenga su rap?
* Pienso en la que vi ayer en Antena 3 TV y la que he leído hot en El Mundo, donde, por cierto, se decía que el hábil y suave Griffi, uno de los mejores productores y DJ del asunto, era MC.
Suena Todo el mundo lo sabe, de Sólo Los Solo. Échenle la culpa a Griffi.
¿Quién dijo que la tecnología iba a acabar con la prensa? ¿Alguien se imagina un futuro sin Sports Ilustrated? ¿Tendremos que usar papel higiénico para pasar las páginas del Marca cuando lo leamos en el baño en el 2020? ¿El uso continuado de tablet PC nos ayudará a esculpir la tableta de chocolate o sólo a consumirla?
… lleva toda una vida entre nosotros. Se llama periódico.
O eso creen quienes han hecho la publi a The Sun por su 40 aniversario. O, más bien, eso quieren hacernos creer. A todo esto, se me ocurre una pregunta: ¿se puede hacer buena publicidad de un producto discutible? Y otras dos: ¿es esto buena publicidad? ¿Es The Sun un producto discutible o tan sólo un buen producto (para su público) discutido (por los que no son su público)? Y otra más: ¿por qué me hago tantas preguntas?
¿El periodismo online tiene hora de cierre? Lo digo porque Factual, ese nuevo medio, ofrece a sus fundadores, los que paguen 50 euros por una suscripción anual, la posibilidad de, cuenta la web, «visitar la redacción durante los primeros 100 días desde su salida. Cuando se acerquen las nueve de la noche podrán compartir con el equipo de redacción la incertidumbre del cierre. Será un día intenso, propio de un periódico». Y no lo digo con retintín, es que no lo sé. Por eso pregunto.
Venía esta mañana en un taxi odiando al taxista que anoche me birló el móvil y escuchando con mucho interés a Francino, que estaba murmurando una oda radiofónica a los atuneros. Así, en general. Entrevistando a dos o tres muchachos que iban a partir a «la mar», hablando con el cocinero de uno de los barcos y pidiéndole la receta del marmitako, lamentándose de que estén bajando las capturas. Ay que ver qué mal lo están pasando nuestros pescadores, si es que esta crisis llega hasta el océano.
Claro, con lo que nos ha costado la liberación y toda la chapa que hemos dado en los medios, lo menos es hacer del pesquero un héroe. Pero el caso es que la actualidad es muy caprichosa y ha querido que un par de días antes de esta exaltación de la amistad pescanova pudiésemos leer que se van a recortar las capturas de atún rojo hasta el 40%. Y que eso es poco, que habría que prohibir su pesca si pretendemos que la especie sobreviva. Lo mismo con muchas otras, del tiburón al rape pasando por el langostino. Que barcos como el Alakrana de las narices se lo están llevando todo por delante.
Por supuesto, Francino no ha incluido el detalle en su almibarado ejercicio periodístico pero será porque no ha tenido tiempo de leer los periódicos mientras se escuchaba a sí mismo. De hecho, los mismos y escasos medios de comunicación que dieron la noticia del recorte necesario pero insuficiente de capturas no la han relacionado con todo esto de los atuneros armados hasta los piños, la piratería recíproca, Somalia y tal. Perdón, ¿he escrito medios de comunicación? Quería decir merluzos de comunicación.
No, ni tampoco tiene pinta de que sea Supermán. Es, copiopego de Yorokobu, «la campaña de lanzamiento de Factual, un nuevo medio digital dirigido por el periodista catalán Arcadi Espada y en el que están implicados profesionales como Braulio García Jaén, Iván Vila, Daniel Tercero o Paula Arantzazu Ruiz además de personas del mundo editorial, distribuidas entre Barcelona, donde se encuentra la redacción, y otras ciudades como Madrid o Valencia. El estreno de este medio tiene ya fecha: el 30 de Noviembre». ¿Parió la abuela?
La Asociación de la Prensa de Madrid me escribe, como asociado, para invitarme a una «jornada de arqueología y medios», ¿no estará la APM mofándose sutilmente del flamante presidente de RTVE, Alberto Oliart?
Antes de ayer me enteré de que cerraba Soitu. El que me lo dijo me contó que había leído que el inversor, BBVA, había dejado de creer en el proyecto (o sea, que había dejado de invertir). Yo, la verdad, no tenía ni idea de quién había puesto la pasta y tampoco sé por qué ha sido la cosa, aunque por lo que se lee en el artículo de despedida, algo hay: «Contamos desde el principio con el apoyo de nuestro accionista de referencia, BBVA, al que tenemos que agradecer que hiciese posible este sueño, a pesar de que en los últimos meses no hayamos sabido convencerles de que los proyectos que nacen en sectores inmaduros y crecen en momentos de turbulencias necesitan paciencia para encontrar su sitio».
Ayer me enteré, leyendo un periódico de los de antes, de que el BBVA había ganado hasta septiembre un 7,2% menos que el año pasado, «sólo» 4.179 millones de euros. Un pastizal, en cualquier caso. Yo, la verdad, tampoco tengo ni flores de cómo gana el dinero en BBVA ni de dónde lo invierte. Sí sé que lleva tiempo apostando por la innovación tecnológica y los nuevos medios, aunque visto lo visto, igual sigo sin saber nada.
Lo que sí sé, bueno, creo, es que la cosa de los medios y el periodismo está en proceso de cambio y por el camino va a haber bajas en la retraguardia (medios clásicos) y en la vanguardia (medios modernos). Así es como se ganan territorios. Puede que el futuro sea de las pantallas y no del papel, pero está claro que el presente aún no es de nadie. Para hacer las cosas se necesita dinero y el dinero lo tienen organizaciones muy grandes. Esas organizaciones están formadas por personas y es posible dar con una que tenga fe y apueste pero también es probable que haya otra que pase de todo y sólo sea capaz de entender la vida a través de los números a corto plazo.
Lo que sí sé seguro es que me da pena que cierre Soitu. No conozco a nadie que curre allí, creo, pero era un lugar al que acudía casi diariamente; un medio de información que me informaba, que no es poco, y que me descubría cosas, que es mucho. Me gustaba la forma de ver y contar la vida de Soitu y lo echaré de menos. Como echo de menos a ADN.es. Pero seguiremos avanzando. Y, seguro, seguirán informando.
Suena You’re Killing Me, de Pavement (el año que viene volveremos a verlos).