Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for the ‘Libros’ Category

Para describir el [sistema] que domina el planeta, la palabra no debería ser ya «capitalismo» sino «plutocracia deseísta». Siglos de humanismo europeo han sido pulverizados por una utopía colectivista seguida de una utopía comercial».

Lo escribe Frédéric Beigbeder en «Socorro, perdón» [Anagrama, 2008].

Read Full Post »

Ésta es la entrevista completa con Wu Ming 1 con motivo de la publicación en España de su novela New Thing, de la que ya he hablado aquí. Es, pues, el todo de una parte que escribí para El País del 2 de junio. El colectivo de escritores y activistas italianos Wu Ming ha publicado en español 54 y Q (bueno, ésta bajo el nombre de Luther Blisset). Dos novelas muy majas (ambas en Modadori). Como New Thing (de Acuarela Libros).

Los chicos de Wu Ming no tienen cara, ni dura ni de la otra

Normalmente, el activismo de Wu Ming no se refleja en la forma narrativa de sus libros, pero el tuyo tiene una estructura diferente, más “revolucionaria”. ¿Por qué?

La verdad es que todas nuestras novelas están escritas en una prosa altamente experimental. Las cinco novelas que hemos escrito los miembros individuales son todavía más extremas pero las colectivas, como Q, 54 o Manituana, son el resultado de muchas pequeñas intervenciones para secuestrar el lenguaje y usar todas y cada una de las palabras de una forma poco convencional. Desgraciadamente, mucho de este esfuerzo se pierde en la traducción. 54 estaba muy fraccionada y era muy polisémica, pero la primera traducción al español homogeneizó los estilos e hizo el libro más plano. Creo que esto ocurre cuando nuestros libros se confunden y se entienden como ficción. No lo son. Nuestros libros son parte de un complejo cuerpo de trabajo realizado por varios autores italianos durante los últimos 15 años, algo que hace tiempo propusimos calificar como “nueva épica italiana”. Es un tipo de literatura que quiere ser tan popular como experimental.

New Thing retrata un momento histórico, finales de los 60, en que la música y la cultura juvenil en general todavía resultaban peligrosas para el sistema. ¿Crees que ahora ocurre algo similar?

No, no hay nada como eso hoy en día. La producción de subjetividad rebelde sigue otros caminos completamente diferentes, la contracultura es distinta, Internet ha cambiado la naturaleza del juego. Eso sí, la forma en que la gente escucha y accede a la música puede ser un grano en el culo para las corporaciones, como hemos visto en estos años, ya sabes, las infracciones al copyright y eso.

¿Cómo puede un italiano controlar tanto de cultura negra? ¿No serás un italiano negro?

No, no lo soy. Pero el libro es también una alegoría de la represión de los movimientos sociales en los 70 en Italia. Lo que pasó a los Black Panthers también pasó a miles de militantes radicales italianos. Programas secretos como el Cointelpro del FBI eran el pan de cada día en Italia. Y, desgraciadamente, aún lo son. Lo mismo que en España. Europa no es tan diferente. En el libro, estoy describiendo América, pero estoy hablando de casa.

Quizás todos somos negros, como señalas de alguna manera en tus ensayos sobre la negritud del punk. ¿Es negra la cultura popular, nos guste o no?

La cultura popular de hoy no habría sido posible sin la esclavitud ni la diáspora africana. No hablo sólo de jazz, rock, reggae, ska, blues, samba, salsa y merengue. Hablo de toda la cultura popular: música, cine, literatura. El mundo sería extremamente diferente sin la contribución africana. Nuestra imaginación colectiva debe mucho a esos esclavos negros, lo cual es doloros de pensar. Estamos comerciando sobre un gran cementerio de esqueletos con cadenas atadas a sus tobillos.

La escena del free jazz que retratas en el New Thing es muy diferente del hip hop de hoy, con champán corriendo como si fuese agua. ¿Qué ha pasado?

Si no recuerdo mal, fue un tipo llamado Karl Marx el que dijo que, cuando la revolución se retrasa, toda la mierda empieza de nuevo. A veces, el hip hop comercial puede parecer agresivo y rebelde, pero en realidad es narcótico. Representa el triunfo de esos negros sumisos que Malcolm X llamaba negros domésticos (house negroes).

La entrevista completa se lee dándole aquí. Muy recomendable.

Read Full Post »

El mundo es una barra americana

Lo bueno de tener una hermana que lee casi tanto como respira es que te filtra los libros. Los mastica y los digiere y te da sólo los que te pueden sentar bien. Gracias a Paloma, me leí ayer en tres estornudos (tiene 190 páginas) «El fundamentalista reticente» (Tusquets). Lo escribe Mohsin Hamed, un paquistaní que estudió en Princeton y trabajó en Nueva York pero que volvió a Lahore y ahora vive en Londres. Y lo escribe en forma de monólogo de un paquistaní, Changez, con un misterioso interlocutor gringo sin voz. Una elección narrativa arriesgada que consigue salir a flote por lo que cuenta. Aquí se habla de la identidad, del complejo de ser el otro, de fidelidades a amores imposibles que se contagian, de jenízaros y de ex jenízaros. Los jenízaros eran jóvenes cristianos apresados de niños por los otomanos y entrenados para destruir su propia civilización. Changez es jenízaro hasta que decide convertirse en ex. Y como ex jenízaro, dice lo siguiente:

Me sorprendió lo tradicional que parecía su imperio desde esa perspectiva. Guardias armados vigilaban el punto de control por el que yo debía entrar; siendo, como era, de una raza sospechosa, me llevaron aparte y me sometieron a una inspección adicional; no bien me dejaron pasar, alquilé a un auriga que pertenecía a una clase de siervos que no cumplía los requisitos para estar legalmente en el país y se veía por tanto obligada a trabajar por menos dinero; yo mismo era una especie de sirviente ligado por contrato cuyo derecho de estancia dependía de la constante benevolencia de mi patrón».

Por lo mismo que es interesante ver las noticias por Al Jazeera, es recomendable leer este libro. Porque está bien ver las cosas desde otros puntos de vista. Porque ya van quedando pocos.

Read Full Post »

Corte del director de la entrevista con David Gistau publicada en el número 133 -mayo 2008- de GQ. O sea, la entrevista completa, sin ediciones. David, aparte de gran amigo, tiene en la calle una muy buena novela de la que hablo un poco más al final.

Cómprala, que es buena

España se divide entre los que están con Rodolfo Chikilicuatre y los que no. Entre los que pillan la broma y los que la reciben indignados y al pie de la letra. Del mismo modo, los hay que se quedan con la labor de columnista a veces airado y siempre sincero y, por eso, molesto, de David Gistau y se pierden al reportero, al cronista, al contador de historias. Después de una primera novela publicada casi en familia, “A que no hay huevos” (Temascinco), se edita ahora “Ruido de fondo” (Ediciones B), la historia de un hombre que se enfrenta a su pasado con el fútbol como escenario. Una buena excusa para poner la grabadora por primera vez entre dos amigos. Por cierto, que quede claro, David está con el Chikilicuatre.

¿Hemos venido a hablar de tu libro o hablamos de fútbol?

Hombre, yo prefiero hablar de fútbol. Sobre todo porque me encantaría que en España se entendiera de una vez que el fútbol, y lo que le rodea, es un gran tema para escribir. El fútbol, como las guerras y las aventuras de antes, es un terreno perfecto para contar historias de hombres. De hombres en primera línea obligados por códigos. Y para un urbanita español del siglo XXI no hay tantas oportunidades de enfrentarse a ese tipo de historias.

Es un buen lugar para acudir a pescar metáforas.

Sí. Es una cursilada recordar eso que dijo Camus, que “todo lo que había aprendido de moral lo había aprendido en un campo de fútbol”, pero es verdad. También es lo que dice un amigo mío que se parece sospechosamente a un personaje del libro, que nació 500 años tarde para vivir ciertas aventuras que eran posibles en la España de antes y que el sucedáneo lo encontró en el fútbol. Y es un poco lo que intento contar en el libro.

Estabas destinado a ser del Atleti pero te hiciste madridista. Me gustaría que contases por qué.

Mi familia era atlética. Cuando yo tenía seis años era del Atleti pero mi padre me llevaba siempre al Bernabéu y no al Calderón. Como en el anuncio, un día le pregunté: “¿Por qué si somos del Atleti sólo venimos al Bernabéu?”. Y él me contestó: “Eres demasiado joven para creer que todo en la vida es sufrimiento”. Mi padre, que ya estaba golpeado, decidió proveerme de un lugar en el que no tuviera que enfrentarme a la dimensión trágica de la vida cuando todo lo demás fallara.

Pero el aficionado del Madrid es un poco como el que se casa con Pamela Anderson y se cabrea cuando se da cuenta de que no siempre está radiante, con las 9 Copas de Europa asomando por el escote.

Sí, en eso se parece también al público de Las Ventas. En el Madrid sólo vale la grandeza. Y, como el público de Las Ventas, el aficionado ha convertido la insatisfacción constante en una forma de pedantería. Sólo te puede satisfacer lo sublime y, por culpa de esa filosofía de fútbol, resulta que no te diviertes nunca. Y es una mala filosofía de vida. Me siento más identificado con la del Atleti, como prefiero ir a una corrida de pueblo que a una en Madrid. Me gustan los pretextos para que todo sea fiesta y en el Bernabéu nada es fiesta.

Por eso te has hecho de Independiente de Avellaneda.

Sí, ja, ja… Gracias a Independiente he recuperado cosas que había perdido en el Bernabéu: la fiesta y los sentimientos intensos. En Argentina, la gente en el fútbol te habla, comparte contigo la comida, es consciente de que estás hermanado en un sentimiento común.

Tu columna sobre sexo en GQ me recuerda a Gago, que, además de ser guapo, pretende que nos creamos que juega bien.

Ja, ja, ya, y yo pretendo que follo bien, ¿no? Es al revés, en la columna yo salgo mal parado. Si hiciéramos un retrato en función de las experiencias sexuales del personaje que lo escribe, el tío es un desgraciado, es un desastre que no comprende a las mujeres. De hecho, mi arma para ligarme a mujeres siempre ha sido… la pena, ja, ja, ja…

De pequeño, ¿qué querías ser? ¿Jugador de fútbol o novelista?

Novelista, nunca. Supongo que por encima de todo quería ser futbolista y, luego, aventurero, como el Corto Maltés.

¿Qué futbolista?

Pues uno de los que está en la cueva metido, un portero de discoteca adaptado al fútbol. Como Rattín, el argentino que daba miedo hasta al árbitro, porque habilidad no he tenido nunca, ja, ja…

¿Cuándo te das cuenta de que sí quieres ser novelista?

Me doy cuenta, leyendo a Graham Greene, de que es un pretexto estupendo para llevar una vida errante y aventurera, siempre que de cada episodio de ella saques un libro. Puedes estar loco, ser inestable, pero si esa patología tiene un pretexto literario, no te van a encerrar en un manicomio. Al contrario, te van a dar la mejor mesa en un restaurante. Al descubrir esa forma de vida, me cuadró todo lo que quería ser. El complejo de Peter Pan justificado por la literatura. Y es también cuando me cuadra el periodismo. No el de columna, obviamente, pero sí el de reportajes.

Claro, porque cuando yo te conocí, hace más de 15 años, lo que no querías ser era columnista.

Pero aún defiendo mi dimensión de cronista y reportero y, por suerte, mi director también apuesta por ello, con lo que ahora soy un poco híbrido. No he dejado ni voy a dejar de hacer crónicas, de viajar, de hacer reportajes, con lo cual siempre voy a estar a salvo del tedio con frac y barriga de ser opinador.

¿Dónde hay más puñaladas? ¿En un fondo sur o en el periodismo?

La diferencia es que en las bandas callejeras todo es muy frontal y obvio, nadie es intrigante ni subterráneo. Y en el periodismo todo se vuelve más cobarde, más mezquino. En estos ambientes, que se pretenden más sofisticados, se considera que cuanto más retorcido y mezquino eres, más listo pareces. Y eso termina haciendo que sea imposible encontrar nada parecido a la nobleza, mientras que en la calle todo es noble, aunque sea primitivo. Nada es retorcido, las cosas terminan sucediendo de una forma hermosamente simple. A mí no me ha pasado nunca en un ambiente de fútbol algo que sí me ha pasado en un ambiente periodístico, que es estar sentado a la mesa con un amigo y no fiarte de él, porque crees que te está escondiendo algo.

¿Sabe el director de GQ que ha inspirado a un personaje de tu novela o se va a enterar por esta entrevista?

(Risas) No, aún no se ha enterado… (Más risas) A ver cómo lo explico, el director de GQ, además de ser un tío que me cae muy bien, inspira remotamente un personaje de la novela porque me servía como contrapunto, como ejemplo de la forma de vida a la que el protagonista quiere llegar pero no sabe cómo. Muestra al protagonista cuál puede ser su futuro. Pero, en cualquier caso, espero que Javier no se lo tome a mal, porque hay mucho sentido del humor y todos los personajes salen muy mal parados.

————————————————————————————–

De qué va «Ruido de fondo»

Eduardo es un periodista de éxito. Con un presente acomodado y un futuro brillante. Pero también con un pasado de fondo sur con el que se reencuentra de sangrienta casualidad. Con un muerto de por medio, tendrá que decidir qué es traicionarse más a sí mismo: vender a sus camaradas de entonces o negarse a ser la persona que ha hecho de sí mismo tras dejarles atrás. David Gistau retrata de forma certera dos mundos antagónicos pero igual de peligrosos, el de los engolados círculos periodísticos y el de las tardes de fútbol entendidas como desembarcos en Omaha Beach. Y reflexiona, de paso, sobre la imposibilidad de renunciar a lo que uno ha sido para ser lo que uno quiere ser.

Read Full Post »

Brooklyn, 1967. Un asesino en serie insiste en cargarse músicos negros. Las víctimas son miembros de la escena free jazz. The new thing, como ellos la llaman. El verdugo empieza a ser conocido como el hijo de Whiteman. La policía no hace nada. De hecho, muchos la señalan como culpable. Sólo una periodista especializada en jazz, blanca y hippie, trata de juntar las piezas del puzzle grabadora al hombro. John Coltrane se está muriendo y América hierve. Los Black Panthers gritan Black Power! y el Gobierno dispara con el silenciador del Cointelpro.

New Thing es, según su autor, un «objeto narrativo no identificado» más que una novela. Está construido a base de entrevistas, recortes y grabaciones; siguiendo, también según confesión escrita, el concepto del excelente Por favor, mátame: historia oral del punk, de Legs McNeil y Gillian McCain. Mete ficción en la realidad y realidad en la ficción, se alimenta de conspiranoias y se luce en sus conocimientos jazzísticos y de la cultura negra. Descubre, o me descubre, los dozens, el signifying y el dissing, primitivas formas de rap y de batalla oral callejera. Tiene guiños a Poe y momentos bastante coñones. Y muestra, en un epílogo llamado Títulos de crédito, los trucos del mago: las fuentes de las que bebió el autor, las referencias, la investigación y hasta los chistes privados. New Thing es, desde luego, una cosa nueva.

Su autor es Wu Ming 1, miembro de la banda italiana de escritores y activistas llamada Wu Ming («sin nombre» o «cinco nombres» en chino, según se pronuncie). Nacida del experimento Luther Blisset que dio lugar a la novela Q, Wu Ming fue capaz de meter a Cary Grant y al mariscal Tito en la misma trama y salir más que de rositas (en 54, otro novelón). Wu Ming es Copyleft antes de que el concepto existiese y es mucho más, como se explica muy bien en su sitio. Wu Ming es moderno y revolucionario. Wu Ming es, desde luego, una cosa buena.

Read Full Post »

« Newer Posts