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Posts Tagged ‘Entrevista’

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Me gusta la entrevista/almuerzo de la contra de El País de hoy. De Carmen Pérez-Lanzac a Pablo Motos. Sospecho que a Motos igual no le ha gustado tanto. Imagino que habrá alguna llamada de queja. Pero retrata al personaje. No conozco personalmente al presentador pero me ha quedado claro que si eres de los que consideras que un tío es guay porque tiene un programa que gusta a grandes y pequeños, un secreto inconfesable para sustituir la traducción simultánea y una productora para gastarse 150.000 euros en traer de Australia un dinosaurio, Pablo Motos te parecerá un tipo de lo más guay. Y si, en cambio, eres de los que creen que un soplapollas es aquél que separa la grasa del jamón ibérico para no probarla porque estropearía su tableta abdominal, que confiesa que su única excentricidad es hacer colección de relojes de 20.000 euros aunque come a diario en un sitio de 70 euros el cubierto (sin vino) y que va varias veces al día al gimnasio desde hace un par de años por una apuesta con una revista y presume de ello haciendo como que no quiere presumir, pues Pablo Motos te parecerá un soplapollas.

De eso tratan las entrevistas. De acercar al lector no sólo las respuestas del entrevistado, sino la percepción del entrevistador sobre el personaje. Recuerdo que ago así pero más bonito dijo García Márquez sobre el género en alguno de sus cursos de periodismo. El problema es que eso ya es la excepción. La mayoría de las entrevistas son promocionales, citas en las que el periodista es el último eslabón de la campaña de marketing de una editorial, discográfica, distribuidora, cadena, equipo de fútbol o lo que toque. Y ahí todos los entrevistados tiene que ser los más listos, los más guapos y los más simpáticos. Y no.

Servidor ha hecho unas cuantas entrevistas. Cuando escribía sobre música en ABC, tenía tres o cuatro por semana, por ejemplo. Entendía a lo que me dedicaba y no trataba de ganar un Pullitzer en cada charla con un grupo. Y a pesar de eso, tuve algún problemilla. Recuerdo una entrevista con Rosario que acabó siendo portada de Blanco y Negro. La hija de Lola me recibió en su casa, muy amable. Acababa de ser madre y de montarse un pifostio de campeonato por eso y por la exclusiva que había vendido a ¡Hola! después de tirarse meses quejándose (con razón) de la persecución de la canalla del corazón. Además, sacaba disco. Parecía, pues, un personaje la mar de interesante. Y, sin embargo, no lo fue. No hubo manera de sacarle una respuesta reflexiva. Todo su discurso era pequeñito, lleno de tópicos y simplón. Así que eso retraté: su amabilidad, mis esfuerzos por conseguir respuestas decentes y sus respuestas.

Nada más publicarse la cosa recibí una llamada de Olga, de lo que entonces era Epic. «¿Tienes las cintas?». Me contó que Rosario y Rosa Lagarrigue, en aquel tiempo su manager, estaban que trinaban y querían denunciarme. Pues vaya. Yo tenía las cintas y estaban transcritas casi tal cual así que no me preocupé mucho. Mi jefe de entonces, Tomás Cuesta, mucho menos. No hubo denuncia. No tenía por qué haberla. Donde verdaderamente se gana la vida Rosario es sobre un escenario y en un estudio. La promoción es importante pero su trabajo no es ser una tía reflexiva que epate a sus interlocurres. Mi trabajo, por otro lado, era retratarla como la vi en ese momento. Eso hice.

Del mismo modo, Pablo Motos se gana muy bien la vida haciendo un programa de tele. Sea bueno o malo (a mí no me gusta), lo ve un cojón de gente, así que no debería preocuparse por la imagen que haya dado en esta entrevista. Tiene el jamón ibérico asegurado para mucho tiempo. La que debería estar orgullosa por lo que ha hecho es la periodista. Gracias a ella conocemos un poco mejor a Motos. Y, entre nosotros, un poco soplapollas sí parece.

Suena Obús, Yo sólo lo hago en mi moto.

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Ésta es la entrevista completa con Wu Ming 1 con motivo de la publicación en España de su novela New Thing, de la que ya he hablado aquí. Es, pues, el todo de una parte que escribí para El País del 2 de junio. El colectivo de escritores y activistas italianos Wu Ming ha publicado en español 54 y Q (bueno, ésta bajo el nombre de Luther Blisset). Dos novelas muy majas (ambas en Modadori). Como New Thing (de Acuarela Libros).

Los chicos de Wu Ming no tienen cara, ni dura ni de la otra

Normalmente, el activismo de Wu Ming no se refleja en la forma narrativa de sus libros, pero el tuyo tiene una estructura diferente, más “revolucionaria”. ¿Por qué?

La verdad es que todas nuestras novelas están escritas en una prosa altamente experimental. Las cinco novelas que hemos escrito los miembros individuales son todavía más extremas pero las colectivas, como Q, 54 o Manituana, son el resultado de muchas pequeñas intervenciones para secuestrar el lenguaje y usar todas y cada una de las palabras de una forma poco convencional. Desgraciadamente, mucho de este esfuerzo se pierde en la traducción. 54 estaba muy fraccionada y era muy polisémica, pero la primera traducción al español homogeneizó los estilos e hizo el libro más plano. Creo que esto ocurre cuando nuestros libros se confunden y se entienden como ficción. No lo son. Nuestros libros son parte de un complejo cuerpo de trabajo realizado por varios autores italianos durante los últimos 15 años, algo que hace tiempo propusimos calificar como “nueva épica italiana”. Es un tipo de literatura que quiere ser tan popular como experimental.

New Thing retrata un momento histórico, finales de los 60, en que la música y la cultura juvenil en general todavía resultaban peligrosas para el sistema. ¿Crees que ahora ocurre algo similar?

No, no hay nada como eso hoy en día. La producción de subjetividad rebelde sigue otros caminos completamente diferentes, la contracultura es distinta, Internet ha cambiado la naturaleza del juego. Eso sí, la forma en que la gente escucha y accede a la música puede ser un grano en el culo para las corporaciones, como hemos visto en estos años, ya sabes, las infracciones al copyright y eso.

¿Cómo puede un italiano controlar tanto de cultura negra? ¿No serás un italiano negro?

No, no lo soy. Pero el libro es también una alegoría de la represión de los movimientos sociales en los 70 en Italia. Lo que pasó a los Black Panthers también pasó a miles de militantes radicales italianos. Programas secretos como el Cointelpro del FBI eran el pan de cada día en Italia. Y, desgraciadamente, aún lo son. Lo mismo que en España. Europa no es tan diferente. En el libro, estoy describiendo América, pero estoy hablando de casa.

Quizás todos somos negros, como señalas de alguna manera en tus ensayos sobre la negritud del punk. ¿Es negra la cultura popular, nos guste o no?

La cultura popular de hoy no habría sido posible sin la esclavitud ni la diáspora africana. No hablo sólo de jazz, rock, reggae, ska, blues, samba, salsa y merengue. Hablo de toda la cultura popular: música, cine, literatura. El mundo sería extremamente diferente sin la contribución africana. Nuestra imaginación colectiva debe mucho a esos esclavos negros, lo cual es doloros de pensar. Estamos comerciando sobre un gran cementerio de esqueletos con cadenas atadas a sus tobillos.

La escena del free jazz que retratas en el New Thing es muy diferente del hip hop de hoy, con champán corriendo como si fuese agua. ¿Qué ha pasado?

Si no recuerdo mal, fue un tipo llamado Karl Marx el que dijo que, cuando la revolución se retrasa, toda la mierda empieza de nuevo. A veces, el hip hop comercial puede parecer agresivo y rebelde, pero en realidad es narcótico. Representa el triunfo de esos negros sumisos que Malcolm X llamaba negros domésticos (house negroes).

La entrevista completa se lee dándole aquí. Muy recomendable.

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