Diez millones de canciones de los trece millones disponibles a la venta en Internet no encontraron nunca un mísero comprador. Sólo 173.000 álbumes del 1.230.000 a disposición de los clientes fueron adquiridos. El 80% de todos los beneficios llega de sólo 52.000 canciones. Son datos de este 2008 servidos el otro día por The Guardian y que he encontrado gracias a un comentario en Jenesaispop. El estudio ha sido realizado por dos curritos de la MCPS-PRS Alliance (algo así como la unión de la SGAE y la AIE pero en Gran Bretaña) y, según The Guardian, viene a demostrar dos cosas: la ley de un tal Sturgeon, «el 90% de todo es una mierda», y que la teoría de La Larga Cola -que dice que la suma de las pequeñas ventas de muchos productos puede superar las ventas de unos pocos grandes éxitos- falla más que una escopeta de feria.
Para mí, en cambio, estos datos demuestran otras cosas:
a) Que hay demasiadas canciones. Que se hace mucha música. Que sobra stock.
b) Que menos mal que nos hemos pasado al digital porque, si no, el mundo estaría lleno de la basura dejada por los discos y canciones huérfanas y sus correspondientes cintas de grabación.
c) Que es posible que los estudios patrocinados por la MCPS-PRS Alliance tengan un sesgo para justificar su reparto del dinero de los derechos de autor (no como aquí, que la SGAE lo hace muy bien… Fin del paréntesis sarcástico).
d) Que, en cualquier caso, los hábitos de consumo de música se han transformado de forma irreversible por mucho que las discográficas y muchos cantantes y compositores se empeñen en defender un modelo de negocio que ya era trasnochado cuando lo practicaba Sam Phillips allá por los 50.
e) Que se desconoce si los gobiernos del mundo están pensando en apoyar económicamente a los autores de esos diez millones de tonadas sin vender como están empezando a hacer con los fabricantes de los coches que no han salido del concesionario.
B.S.O. Tote King y David Bravo, Interludio.
La foto, muy buena, es de Tomás Castelaza y está publicada con licencia Copyleft en la Wikimedia.