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Posts Tagged ‘Narcotráfico’

Como si fuese Coco explicando lo de cerca y lejos, este blog hablaba antes de ayer del periodismo malo y hoy hace sitio para el periodismo bueno. El de Jon Sistiaga en su reportaje/documental para Cuatro llamado Narcoméxico, cuya primera parte se emitió el viernes (la segunda es el próximo viernes 2, creo). El título explica muy bien de qué va la cosa. Es un retrato bastante amplio y detallado de la gripa mexicana, con unas cámaras que se meten, sin necesidad de ocultarse, en todas partes y retratan a casi todos los actores. Y con un periodista que hace, a la cara, las preguntas que hay que hacer y que cuenta historias de verdad sin sobredosis de manipulación ni sensacionalismo. Aunque, eso sí, a veces se pasa de moralista y otras confunde, por ejemplo, los gritos y porras de la lucha con actitudes vitales. Como si apoyar a los rudos fuese el primer paso para convertirse en el mochaorejas, no manches. Se puede ver en Youtube (y aquí) por cortesía de Loquetegusta.com.

Que quede claro que no soy ni familiar ni amigo de Sistiaga. Vi el reportaje de casualidad, me gustó y me pareció justo decirlo después de haberme cagado en casi toda mi profesión. Tampoco soy nada amigo ni familiar de Cuatro, pero mola que pongan cosas así en su late night y que tengan 1.341.000 espectadores (8,5% de share); eso sí, 918.000 menos que Dónde estás corazón.

Actualizo: He aquí la segunda parte del reportaje documental Narcoméxico. Chinasky, yo creo que aquí sale lo que echabas de menos en el comentario. Me sigue pareciendo buen periodismo.

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narcopolicia

Eduardo Medina Mora es el Procurador General de la República Mexicana. El hombre del que depende la lucha contra el narco, «una especie de fiscal general del Estado pero con mando en la policía federal», como escribía el otro día Pablo Ordaz en El País. El reciente corresponsal en la patria del Chapulín Colorado del periódico en cuestión entrevistaba al señor Medina Mora. Y el señor Medina Mora respondía algunas cosas la mar de curiosas. Por ejemplo, le preguntaba el periodista cómo pretendía hacer la Operación Limpieza de los mandos policiales corruptos y el blindaje de las instituciones. Ojo a la respuesta:

Los computadores no deben tener USB o grabadores de discos compactos. No puede haber impresoras en papel y además hay que establecer alarmas de tal suerte que esta información no se disemine con la facilidad que nos hemos dado cuenta ahora que se hacía».

También podría imponer un canon por si los aparatos se usan para fines chungos, un poco al estilo de lo que se hace aquí gracias a la SGAE. O incomunicar a los currantes de la policía y los ministerios y montar un reality para pillar fondos que sirvan para luchar contra los carteles. En fin.

No es lo único poco comprensible que contestaba el procurador. Decía que «los niveles de violencia en el país comparado con otros países no son tan desfavorables». Y un punto y seguido después, añadía: «Hemos tenido este año un incremento muy significativo de los homicidios dolosos atribuibles a la delincuencia organizada, y que se potencia por la cobertura que los medios hacen». Medina Mora está convencido de que buena parte de culpa de la sensación de narcoguerra la tiene la prensa. Puede ser. Lo mismo que en España nos aburrimos de escuchar noticias de política, en México se estila la nota roja, los sucesos. Pero los que están siendo detenidos son los mandos policiales infiltrados, no los periodistas. Para esto también tenía respuesta Medina Mora: «El hecho de poder eliminar a estas personas no destruye a la institución. Son infiltrados, pero no hay colapso institucional en absoluto (…) Cuando los ciudadanos miran que se afronta el problema, lo aplauden».

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Recuerdo que la primera vez que fui al DF, hace ya la tira de años, venía de Puerto Vallarta de tener una bonita experiencia que mezclaba drogas y mordidas con un par de policías (igual otro día lo cuento). Y nada más aterrizar en la capital, yendo a tomar unos tequilas a Garibaldi en un coche conducido por Aleka, la mejor anfitriona, escuchaba una conversación sobre un conocido secuestrado del que había llegado una oreja por correo. Los mismos que hablaban de eso en el carro me dijeron al pasar delante de un enorme edificio gris: «Pedro, ése es el lugar más peligroso de México». ¿Qué es?, pregunté. «La comisaría de la Policía Judicial». No estoy ahora en México (snif), pero me da la sensación de que su opinión no ha cambiado.

BSO: Los inquietos del norte, La gripa.

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