Según cuenta el reportaje publicado por El País Semanal, el Reino de Bután es el octavo país más feliz de 178 estudiados en el Mapamundi de la Felicidad, sólo un 3% de los butaneneses (que no de los butaneros) dice no sentirse feliz y la Felicidad Interior Bruta (FIB) es la guía de la política local. Y eso a pesar de que los butanenses están obligados a vestir el traje tradicional por ley en según qué sitios. Curiosamente, esos mismos felices habitantes de Bután estaban, dice el reportaje, fuertemente en contra de ser gobernados por una sistema democrático, con su constitución y tal. ¿Será porque, como también apunta el texto, la marihuana «crece libre en las cunetas» o será más bien que los butanenses han visto lo que hay por el mundo y han decidido que para qué?
Suenan, directamente llegadas del Brill Building, The Shangri-Las y Leader Of The Pack. Más que suficiente excusa para una cosa así.
A Dios (o a quien esté al cargo ahora) pongo por testigo de que volveré a pasar hambre la próxima vez que, después de haber inhalado humo con alta concentración de THC, me entre esa gusa insaciable y lo único que tenga a mano sea un paquete de Corn Flakes (o cualquier otro producto de Kellog’s) o un bocata de Subway. Me uno a esa pequeña venganza ante esos cabrones carcas que retiran patrocinios por un par de caladas a un bong. Ah, también pongo a quien sea menester por testigo de que tampoco nadaré un sólo metro en una piscina olímpica tras haber fumado yerba. Es mi pequeño y particular boicot a Micahel Phelps. El muchacho, en vez de achantarse y decir que ha dado mal ejemplo, debería haber aprovechado su fama y su poder mediático para dejar claro que la penalización del consumo de drogas es tontería. Igual es lo que iba a hacer pero se le olvidó porque iba fumado.
El coreógrafo Bill T. Jones ha estrenado un musical titulado “Fela!”, basado en el libreto que escribieron sobre el mito nigeriano el propio Jones y Bill Lewis. En la obra hay música de Kuti, claro, interpretada en directo por el colectivo de afrobeat neoyorquino Antibalas. La verdad es que ya en la puesta en escena del músico y su banda, Nigeria 70, los bailes jugaban un papel importante; inevitable con ese poderío rítmico.
“Fela!” está en cartel hasta el próximo 21 de septiembre en el teatro 37 Arts. Por si alguien tiene dudas, es tan improbable que alguno de los empresarios que programan musicales en España lo traigan a este lado del charco como que lluevan piedras».
Por si alguien no lo sabe, Fela Anikulapo Kuti es a la música africana lo que James Brown a la música gringa. O algo así. Es el negro que parió el afrobeat y que puso a bailar primero a Nigeria, luego al continente y luego hasta a los blanquitos con criterio del resto del Planeta. Fela Kuti fue un grano en el culo para los que mandaban en su país y un africanista convencido y convincente. Fue también un revolucionario no muy comprensible desde la perspectiva progre occidental: lo mismo se cagaba en el ejército, que hacía apología de la marihuana o que se casaba del tirón con 27 mozas. Fue, en cualquier caso, un tío muy grande. Enorme.
Y ahora iba a recomendar un documental francés sobre el personaje que compré de saldo en una tienda madrileña cerrada por la crisis. Pero ocurren tres cosas: a) no me acuerdo del nombre; b) no lo encuentro por casa; y c) Se llama Music Is The Weapon y alguien lo ha colgado en Youtube. Así que, allá van dos cachos (no sé si está entero).