Queremos cambiar el mundo pero,
¿estamos dispuestos y somos capaces de cambiar nosotros?
A propósito de Somalia, Londres, el #15M, el neoliberalismo, la corrupción, la codicia, la tolerancia, la Naturaleza, los accidentes, la salud, la alimentación, las drogas, la familia, la pareja, los errores… Exigimos responsabilidades, y está muy bien, pero ¿somos conscientes de lo que somos responsables y capaces de aprender de ello? No me contesten ahora, háganlo… después de la visita del Papa.
Londres está que arde como muchas otras veces ha estado. Londres está que arde y ya estaba tardando. Londres está que arde y el personal (blogueros, periodistas, ingeniosos de bar) tiene dos canciones para la banda sonora y las dos son de los Clash. Londres siempre ha sido un campo de batalla y hasta de experimentación. Al tiempo que Reagan la liaba liberando los mercados y dejando a los ludópatas especular con fuego y sin controles, la Thatcher aplicaba el liberalismo por ahí. Y la cosa coincidía con el punk. Eran otros tiempos, claro, en los que ni a la gente ni a los grupos de música les molestaba hacer política. Salir a la calle, protestar, cantar, romper cosas, si es que era necesario. Hoy estamos más dormidos. Tanto, que en Londres no parece que la cosa sea política. ¿O sí? Mientras me pienso si la desesperación y el hastío pueden considerarse política, aquí van unas canciones para todo aquel que quiera pasar del London Calling y el London’s Burning.
Hay muchas más de aquella época en la que se decían las cosas a ladrillazos (y sin necesidad de Twitter ni Blackberry Messenger, dejémonos de chorradas). Yo acabo con una más moderna.