«Cocaína»
Daniel Jiménez
Galaxia Gutenberg, 2016
Premio Dos Passos a la Primera Novela
No va tanto sobre la adicción a la cocaína como sobre la adicción a la escritura, creo. No retrata el bajón eterno del que no puede parar de subir sino la frustración del que sabe que no puede llegar tan arriba como los que escribieron antes. Habla sobre literatura, ilusión, miedo y frustraciones. Y lo hace sin ser pretencioso.
Tampoco me parece, como he leído por algún lado, un retrato de una sociedad que se desmorona. Sí retrata a un tipo que se desmorona dentro de una familia que se tambalea pero lo colectivo pasa de puntillas por el relato. Hay ahora muchas ganas de que cualquier historia sea reflejo de lo que nos está pasando pero, por mucho que nos empeñemos, los libros suelen ser reflejo de lo que le pasa a la persona que los escribe.
Hay un momento en que te das cuenta de que el nihilismo y el tormento del protagonista no pinchan tanto como deberían, como si fuese más un ejercicio de estilo que un vómito emocional. Y es que quizá lo sea. El estilo está trabajado con una precisión quirúrgica y eso puede que le reste algo de sudor al texto.
Muy bien trasladado ese proceso que va del cinismo a la introspección y vuelta, el que lleva a tipos que se creen muy listos a hundirse en una mierda de la que no saben salir y que les va apartando de todo y acaba haciéndoles espectadores de las vidas de los demás y de la suya propia, ésa que se hunde en la mierda en un presente continuo —sí, este párrafo lo he escrito en tercera persona pero podría haberlo hecho en primera, igual que Daniel eligió la segunda para su libro—.
Qué difícil es poner fin a una novela tan intensa (y no está mal finiquitada, ojo).
Está de puta madre.