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Posts Tagged ‘Calle 20’

Fuera de foco es la serie de entrevistas que (ya no) hago cada mes para la revista Calle 20. Se trata de presentar y retratar a personajes importantes para la culturilla joven en España. Importantes pero no famosos. Es enfocar a los que suelen estar fuera de los focos. Porque se lo merecen, qué coño. Salvo que se diga lo contrario, las estupendas fotos son siempre de la estupenda fotera Belén Cerviño.

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“La gente que no tiene criterio debería ver más la tele”

Tuvo un fanzine (Yoyó),  un sello (Yoyó Industrias), un grupo que Wikipedia define como tontipop (Meteosat) y ha trabajado para multis (RCA). Ahora hace guiones para la tele, realiza videoclips, mantiene un blog de éxito (lo-dice-diana-aller.blogspot.com), pincha, cría dos niños y un perro en custodia compartida y escribe una novela. No, la mujer 10 no era Bo Derek.

Estudiaste filosofía, te especializaste en estética y acabas de dirigir un vídeo de Medina Azahara, ¿eres darwinista o creacionista?

Soy involucionista. La revolución de la evolución pasa por dinamitar la cultura y crear una plácida anarquía… Y Medina Azahara, molan ¿no?

Puesto que es invisible, ¿es el vídeoclip español más de culto que el cine iraní?

Ja, ja… Sí, y deben tener parecidos presupuestos, en vista del truño que son unos y otros.

De Metesoat salió  un director de diario nacional, un capo de MySpace, tú misma… ¿Lo vuestro era finalmente tontipop inteligente?

Uf… Era lo mejor que podíamos hacer: pasarlo bien sin plantearnos más. Ninguno estábamos dotados para la música; eso, seguro.

Tú que conoces la industria del disco, ¿la culpa de la crisis el del chachachá?

Tienden a suprimirse los intermediarios de la cultura y, sin embargo, se considera un bien de consumo. Está ocurriendo lo mismo con la prensa, la televisión y el ocio en general y nos agarramos a lo que conocemos, aunque no funcione, en lugar de plantear nuevas estrategias.

¿Cuántas de Paulina has pinchado antes y después de pinchar en su boda?

Paulina tiene “jitazos”, le fallan los arreglos y la promo, poco adecuada a lo que es ella… pero todo es pinchable y hay quitarse muchos prejuicios ante los platos.

En tu caso, ¿la televisión es nutritiva o vocacional?

Las dos cosas. He crecido viendo la tele y creo que, gracias a ella, he desarrollado cierta capacidad de juicio. La gente que no tiene criterio debería ver más la tele.

Un blog como el tuyo es un imán para fans fatales, ¿cuál es tu preferido?

Recibo emails de muchos suicidas indecisos. Creé un listado de métodos de suicidio y muchos me preguntan como si fuera una experta. Como me plantea un debate moral extraordinario, he optado por no contestar.

Te consideras “insultantemente feminista”. ¿Insultante a quién?

A mí misma. Lo tengo tan claro, me siento tan orgullosa de ser mujer… que me doy asco (risas).

Las novelas no son autobiográficas pero, ¿es verdad que la prota de la tuya tuvo un fanzine, un sello, un grupo…?

Nada de eso, la novela habla de destrucción, revolución y religión… una cosa sencillita y superficial, como a mí me gusta…

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Fuera de foco es la serie de entrevistas que (ya no) hago cada mes para la revista Calle 20. Se trata de presentar y retratar a personajes importantes para la culturilla joven en España. Importantes pero no famosos. Es enfocar a los que suelen estar fuera de los focos. Porque se lo merecen, qué coño. Salvo que se diga lo contrario, las estupendas fotos son siempre de la estupenda fotera Belén Cerviño.

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«El ego de los raperos me da miedo»

Cuando el rap en España despertó, Sonia ya estaba allí. Formó parte del dúo Sony&Mony, que incluyó tema en el recopilatorio Rapin Madrid, y está junto a Nieves Villar desde los inicios en el sello Zona Bruta, uno de los responsables de que ahora en los barrios se rime en consonante. Además, es señora de Frank T y madre de su niño.

¿Hay que ser muy bruta para montar un sello de rap llevado por mujeres?

Antes pensaba que no, pero ahora creo que sí. Con el paso del tiempo he visto discriminación desde la industria, los grupos… A veces puede parecer que somos como la familia Corleone, pero tendríamos que haber sido más duras.

¿Habéis lamentado alguna vez no haber montado una tienda de ropa hip hop en vez de un sello?

Habría sido mejor negocio, sin duda. Pero nos gusta lo que hacemos.

¿Te entra vértigo cuando te asomas desde lo alto del ego de los raperos?

Muchísimo. He visto cosas que dan miedo. Como para marearse.

¿Con todo lo que hablan los raperos, ¿cuántas veces dicen la palabra “gracias”?

Ninguna… Bueno, sólo alguna vez y muy pocos.

¿Es cierto que los sellos discográficos tenéis la culpa de todo lo malo que pasa en el mundo?

Parece ser que sí… De repente somos los enemigos de los artistas, cuando deberíamos ir juntos. Muchos tienen una idea equivocada de lo que es un sello y de lo que tiene que hacer. Además, hoy en día somos ONG. En fin, cría cuervos…

El público no valora vuestro curro, los grupos tampoco, ¿seríais más felices siendo árbitros de fútbol?

Ellos pillan por todos lados, como nosotros, pero yo sigo en esto porque es mi vida. Sé lo que he hecho y sé que he contribuido a que el hip hop esté donde está. Sólo por eso, no pienso en dejarlo.

¿Para cuándo un programa tipo Aquí hay tomate de la escena rapera?

Mmm, yo ya lo he imaginado, hasta los presentadores. Ojalá no pase nunca, pero si saliera, rompería audiencias. Para los que somos y el dinero que se mueve, hay mucho tomate.

¿Qué tiene que pasar para que se entienda el rap en España?

Un cambio generacional en la industria y los medios. Muchas de las cosas que han pasado lo han hecho porque el hijo de alguien ha influido a su padre.

Cuando se porta mal tu hijo, ¿le pones una canción de Sony & Mony?

No. Eso es me lo hacen a mí. Mis amigos me castigan con esas canciones.

Por cierto, ¿qué te sentaría peor, que tu hijo fuese cantante de heavy o periodista musical?

Uf, qué difícil… Prefiero que sea artista, me da igual el género.

Cuando el rap en España despertó, Sonia ya estaba allí. Formó parte del dúo Sony&Mony, que incluyó tema en el recopilatorio Rapin Madrid, y está junto a Nieves Villar desde los inicios en el sello Zona Bruta, uno de los responsables de que ahora en los barrios se rime en consonante. Además, es señora de Frank T y madre de su niño.

¿Hay que ser muy bruta para montar un sello de rap llevado por mujeres?

Antes pensaba que no, pero ahora creo que sí. Con el paso del tiempo he visto discriminación desde la industria, los grupos… A veces puede parecer que somos como la familia Corleone, pero tendríamos que haber sido más duras.

¿Habéis lamentado alguna vez no haber montado una tienda de ropa hip hop en vez de un sello?

Habría sido mejor negocio, sin duda. Pero nos gusta lo que hacemos.

¿Te entra vértigo cuando te asomas desde lo alto del ego de los raperos?

Muchísimo. He visto cosas que dan miedo. Como para marearse.

¿Con todo lo que hablan los raperos, ¿cuántas veces dicen la palabra “gracias”?

Ninguna… Bueno, sólo alguna vez y muy pocos.

¿Es cierto que los sellos discográficos tenéis la culpa de todo lo malo que pasa en el mundo?

Parece ser que sí… De repente somos los enemigos de los artistas, cuando deberíamos ir juntos. Muchos tienen una idea equivocada de lo que es un sello y de lo que tiene que hacer. Además, hoy en día somos ONG. En fin, cría cuervos…

El público no valora vuestro curro, los grupos tampoco, ¿seríais más felices siendo árbitros de fútbol?

Ellos pillan por todos lados, como nosotros, pero yo sigo en esto porque es mi vida. Sé lo que he hecho y sé que he contribuido a que el hip hop esté donde está. Sólo por eso, no pienso en dejarlo.

¿Para cuándo un programa tipo Aquí hay tomate de la escena rapera?

Mmm, yo ya lo he imaginado, hasta los presentadores. Ojalá no pase nunca, pero si saliera, rompería audiencias. Para los que somos y el dinero que se mueve, hay mucho tomate.

¿Qué tiene que pasar para que se entienda el rap en España?

Un cambio generacional en la industria y los medios. Muchas de las cosas que han pasado lo han hecho porque el hijo de alguien ha influido a su padre.

Cuando se porta mal tu hijo, ¿le pones una canción de Sony & Mony?

No. Eso es me lo hacen a mí. Mis amigos me castigan con esas canciones.

Por cierto, ¿qué te sentaría peor, que tu hijo fuese cantante de heavy o periodista musical?

Uf, qué difícil… Prefiero que sea artista, me da igual el género.

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Lo siguiente es un reportaje aparecido en el número de abril de la revista Calle 20. La cosa va sobre editoriales y editores pequeños en un mundo donde el tamaño importa, aunque no se sabe muy para qué. Las fotos que aquí aparecen son de la one and only Belén Cerviño (las de los editores de Barcelona, no las tengo a mano) y el tema se puede ver convenientemente maquetado pinchando en el siguiente link: editores edit.

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“Lo hicimos porque no sabíamos que era imposible”. Este reportaje empieza como un relato de aventuras. Puede que lo sea. La frase entrecomillada es un aforismo sin dueño aparente que pronuncia José Pons, de Melusina, y que él atribuye a unos exploradores de camino a uno de los polos. Así se siente José, y no precisamente por el resfriado que gasta. Así se siente también el resto de los entrevistados. No parece fácil emprender una editorial en un país con índices de lectura tan bajos como altos son los de producción de títulos. No parece fácil y, sin embargo, desde que empezó este siglo han nacido un montón de pequeñas empresas que pelean por su sitio en los estantes de novedades. Es verdad que la aventura está de moda. Es cierto que cada vez hay más bases en la Antártida y un montón de gente haciendo cola para escalar en Everest pero ésos, más que aventureros, son turistas. Lo de estos editores guerrilleros va en serio.

“El mercado está maduro. Las cosas se hacen muy bien y es difícil hacerte sitio. No es como en los 70, cuando surgieron Anagrama y Tusquets”. José Pons empezó con Melusina en septiembre de 2002. Antes, se había licenciado en literatura comparada en la universidad de Berkeley y había trabajado, entre otras cosas, en una pizzería. Disfrutaba con los ensayos que se editaban en Estados Unidos, donde vivió diez años, y pensaba en crear “una editorial en esa línea anglosajona de no ficción”. Su única experiencia habían sido trabajos de lector para Debate y Pretextos. Aún así, se puso la mochila.

Otros lo hicieron con aún menos noción. Jesús Llorente, Amador Fernández Savater y Abel Hernández coincidieron en una revista travestida en fanzine, Apuntes del subsuelo, y un buen día se propusieron lo de la editorial. “A Jesús le parecía posible –explica Abel– porque él había montado ya una discográfica independiente, así que nos animamos y nos preparamos para palmar pasta”. Así nació Acuarela Libros. Hoy, diez años después, y con Tomás Cobos y Javier Lucini ya subidos al trineo, cada uno de los cinco sigue con sus cosas. “Ninguno nos ganamos la vida con la editorial”.

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Lo normal, eso sí, suele ser meterse en este jardín con pinta de selva habiendo pisado ya otros. Eso hizo Carola Moreno, 20 años trabajando en editoriales de diseño y arquitectura hasta que, en 2002, empieza la suya propia, Barataria, junto a su familia. O Enrique Redel, que primero fue editor adjunto de Odisea y Ópera Prima, luego fundador de Funambulista y, desde abril de 2007, está detrás de todo lo que pasa en Impedimenta. Incluso hay quien se ha batido el cobre en webs de información cultural para luego pasarse al otro lado, como Javier Baunza, que en 2008 pasó de gestionar hislibris.com y larevelación.com a empezar su aventura librera con Evohé.

Y también existe la predisposición casi genética de Diana Zaforteza. “Mi padre era íntimo de Jorge Herralde y vivió el nacimiento de Anagrama. Yo siempre supe que quería dedicarme a esto”. Por eso, no dudó cuando Carmen Balcells le ofreció un hueco y un porcentaje en Alpha Decay. Allí aprendió hasta que, en septiembre de 2008, se atrevió a entrar en un banco y empeñarse para crear Ediciones Alfabia.

Los orígenes y procedencias de estos editores son diversos. Los problemas a los que se enfrentan, no tanto. “Se publica demasiado –explica Diana– y los libreros tienen miedo de hacer pedidos”. “El tema de las devoluciones –cuenta José Pons– es perverso, nunca sabes lo que volverá a casa, pero también es bueno, porque permite la entrada de nuevos actores”. Imprimir un libro puede costar dos euros por ejemplar. A eso hay que sumar lo que se quiera gastar uno en maquetación, la traducción, si es necesaria, y un 10% del precio de venta sin IVA en concepto de derechos de autor. Las editoriales de las que hablamos sacan al mercado entre siete y veinte títulos al año, según, y con tiradas que van desde mil a tres mil ejemplares. “La primera desilusión–reflexiona Javier Baunza­–­ es cuando te das cuenta de que no trabajas para el lector, sino para el librero”. “Los libreros –opina Enrique, de Impedimenta– son termómetros del mercado. Es difícil llegar al lector sin ganarte su aprecio”.

Por supuesto, ninguno cuenta con dinero para emprender enormes campañas de promoción. No hay pasta para traerse de gira a sus autores, ni para comprar espacios publicitarios, ni para montar saraos postineros. No hay pasta pero existen otros recursos generados por la imaginación y facilitados por las nuevas tecnologías. Aunque están muy agradecidas al trato que reciben de la prensa empapelada, todas las editoriales tienen presencia activa en la Red: webs, blogs, newsletters, vídeos en YouTube, grupos en Facebook… “Antes sólo estaban los suplementos culturales –dice Enrique– pero ahora los nuevos medios están cobrando incluso más importancia. Es el principio de una revolución técnica que nos va a llevar a redefinir lo que es un libro y lo que es un lector”. Ese asunto del futuro del libro sale en todas las conversaciones pero quizás sea materia para otro reportaje, así que volvamos a la guerrilla.

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Porque, más allá de la cibernáutica, hay otras maneras de llegar a la gente. Dos de las editoriales aquí mencionadas, Barataria e Impedimenta, forman parte, junto a otras cinco pequeñas, de la asociación Contexto. Juntos consiguen ir a ferias y sumar todo tipo de esfuerzos y juntos, por eso, han ganado el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial. Acuarela, con el apoyo económico y de distribución de la librería Antonio Machado, montó giras que combinaban la lectura y los conciertos para presentar las biografías de Johnny Cash y Johnny Rotten. “Tratamos de acercarnos a nuestros lectores –cuenta Abel, que fue miembro de Migala y ahora es El Hijo–, no sólo de vender libros. Tenemos una base de lectores fieles que se compran todo lo que sacamos”.

Tal es una de las principales virtudes de este tipo de empresas. La estrecha relación con el lector se consigue también con el extremo cuidado de las ediciones. “Desde el principio tuvimos claro que el aspecto visual era clave –sigue Abel–. Cuidamos las portadas e incluimos ilustraciones pero no como adorno”. “Se trata –apunta Enrique Redel– de rodear los libros de cariño estético, que no pasen desapercibidos”. “Queremos –subraya Javier, de Evohé– alcanzar el libro perfecto, en mayúsculas”. Y es que, aunque resulte obvio señalarlo, estamos hablando de gente que, ante todo, es apasionada de la lectura y de los libros. Hombres y mujeres que, de tanto leer, sólo tenían dos posibilidades en esta vida: escribir libros o producirlos. “El editor es un escritor frustrado –reconoce Diana, de Alfabia–. Cuanto más lees, más respeto tienes por la escritura. Yo tuve vocación de escribir, pero en vista de que no tenía talento, decidí contribuir de esta forma”.

Suena romántico, ¿verdad? Pues no lo es tanto. “No tenemos vacaciones –cuenta Carola, de Barataria­–, estamos metidos en todos los procesos y no podemos faltar”. Las editoriales pequeñas presumen de ser más flexibles que las grandes y de no sufrir presiones a la hora de publicar. Pero esas mismas ventajas se convierten en inconvenientes al meter en la ecuación los medios con que cuentan. Pocos. Los editores están encima de todo y no dan abasto. “Llegan unos siete manuscritos al día y no sé qué hacer –se lamenta Diana Zaforteza–. De hecho, cuando estaba en Alpha Decay nos llegó Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo, y le mandamos una carta agradeciéndole su interés y diciéndole que no nos cuadraba pero… ¡ni lo habíamos leído!”.

Y aquí viene una de las pegas que algunos ponen a estas empresas: la poca atención al producto nacional, a los nuevos valores locales. “Nos encantaría encontrar a alguien –reconoce Abel, de Acuarela– pero estamos algo desconectados de la literatura de aquí”. Y los que no los están sufren las consecuencias de la ausencia de fondos. Las editoriales pequeñas son como el Athletic de Bilbao o el viejo Sporting de Gijón, sirven de cantera para los cimientos de estructuras más grandes. Si descubren una veta, tienen pocas posibilidades de retenerla. Curiosamente, no hay queja al respecto. “Al contrario –aclara Carola, de Barataria-, es un placer”.

Acuarela Libros

Misión: Editar narrativa, ensayo y poesía, siempre con el retrato social en perspectiva.

Su libro: Panegírico, Guy Debord. “Lo sacamos ahora, 30 años después de su primera edición y 10 años después de nuestro nacimiento. Es una edición muy completa que amplía nuestra revisión del 68”.

www.acuarelalibros.com

Impedimenta

Misión: Recuperar títulos que pasaron desapercibidos y fabricar nuevos clásicos.

Su libro: Botchan, Natsume Soseki. “Es un autor que me gusta tanto que a mi primera editorial la llame Kokoro, como su primer libro”.

www.impedimenta.es

Barataria

Misión: Rescatar y encontrar narrativa diferente.

Su libro: Un asunto privado, Beppe Fenoglio. “Es una obra cumbre de la literatura italiana del siglo XX y la primera obra maestra reconocida que publicamos”.

www.barataria-ediciones.com

Melusina

Misión: Aportar sugerentes formas de interpretación de las nuevas realidades.

Su libro: Sexografías, Gabriela Wiener. “Un ejercicio de periodismo singular, vivido en primera persona y contado con autoironía que ha llevado a la autora a fichar por Random House”.

www.melusina.com

Alfabia

Misión: Buscar tesoros y ejercer de agentes culturales.

Su libro: Artemisia, Anna Banti. “Es una joya olvidada de la literatura. El museo Thyssen va a traer el cuadro a partir de su publicación en España”

www.edicionesalfabia.co

Evohé

Misión: Publicar narrativa, ensayo, poesía y obra histórica con una base clásica.

Su libro: Los siete libros del Mediterráneo, Fernando de Villena. “Me gusta la poesía pero odio la mayoría de la que se hace. Ésta es una epopeya de 320 páginas muy legible”.

www.evohe.net

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Fuera de foco es la serie de entrevistas que hago cada mes para la revista Calle 20. Se trata de presentar y retratar a personajes importantes para la culturilla joven en España. Importantes pero no famosos. Es enfocar a los que suelen estar fuera de los focos. Porque se lo merecen, qué coño. Salvo que se diga lo contrario, las estupendas fotos son siempre de la estupenda fotera Belén Cerviño.

pepeverde

«Soy el Manolo el del Bombo de la rave«

Se mudó de Canarias a Madrid para estudiar Informática como excusa para vivir de la música. Su inmersión en la industria ha sido paralela a la crisis, pero se declara inocente: cantante de Los Protones, empleado de una tienda de discos (Globo Records) y, ahora, Jefe de Producto en la distribuidora PIAS. También pincha en el dúo 2 PIAS DJ’s y da botes en conciertos y festivales.

Ahora que nadie compra discos, ¿qué haces en horario laboral?

Rezar a San Pancracio para que venga otra vez el vinilo. Y currar. Ya han pasado los tiempos de «nos hacemos otro porro y escuchamos otro disco». Ahora me voy a encargar de poner nuestros discos en iTunes.

En 10 años, ¿qué será más difícil: comerse un atún o comprar un CD?

El CD es un formato equivocado, es el cassette de hoy. La industria nos vendió que sonaba mejor que el vinilo, pero no. Por eso está volviendo el vinilo. Puede que en 10 años no haya ni atún ni CD, pero habrá vinilos.

La música independiente, ¿necesita un referéndum de autodeterminación?

A la independencia le falta afán de colaboración más que de competencia. Tirar de «la unión hace la fuerza» y no del «divide y vencerás».

¿Te metiste a DJ para pagarte el vicio?

De joven grababa cintas para las fiestas y me colaba en la cabina de la discoteca infantil. Mi evolución ha sido rara, de los Beatles al punk pasé por la música disco. Eso sí, no soy de los que cuadran los bombos. Yo no soy disc jockey, yo soy pinchadiscos.

¿Aceptas peticiones? Yo quiero el Chiki Chiki…

Nunca sé la siguiente canción que voy a poner, pero puede que me pidas el Chiki Chiki y que no haga falta ni que me des el disco, que lo tenga yo.

Parte de tu curro es dar botes en conciertos, ¿eres el mejor en lo tuyo?

Mi pasión por la música es contagiosa. Presumo de haber visto el Aqualung lleno hasta la bandera con Junior Jack y pensar que la gente no bailaba lo suficiente, empezar a botar, contagiarlo y ponerlo patas arriba. Soy el Manolo el del Bombo de la rave.

Tú que has sido cantante antes que disquero: los artistas son unos bastardos caprichosos, ¿no?

El artista, por definición, tiene poco contacto con la realidad. La bis cómica, el espíritu de artista, es incompatible con tener los pies en el suelo. El día en que los artistas sean tíos cabales, se acaba la música.

Te casó Elvis Presley en Las Vegas, ¿quién oficiará tu funeral?

Que sea James Brown. Y, si no está disponible, Otis Redding.

La entrevista como fue publicada, pinchando en: pepeverde.

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Fuera de foco es la serie de entrevistas que hago cada mes para la revista Calle 20. Se trata de presentar y retratar a personajes importantes para la culturilla joven en España aunque no sean tan famosos como otros. Consiste en preguntar a personas que no suelen responder entrevistas. Es enfocar a los que suelen estar fuera de los focos. Porque se lo merecen, qué coño. Salvo que se diga lo contrario, las estupendas fotos son siempre de la estupenda fotera Belén Cerviño. Ah, me salto el orden cronológico por una razón que pronto se podrá ver en esta pantalla.

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«El niño Jesús castigará a los que copian»

Daniel Acosta es de Cádiz y vive entre Málaga y Madrid. Ha cantado con los Side Effects y ha sido copy publicitario pero se está quitando. Ahora es realizador y el hombre en España de la marca SupremeBeing. A Daniel le dicen el Chiri. De chirigota. Porque se las sabe todas, no se pierde un carnaval y tiene una de gaditanos exiliados en Madrid.

¿Qué hay de malo en la publicidad española ahora que tú te has ido?

Poca libertad y mucha mediocridad, y de ésta también tenía yo, ojo.

El bajón en el consumo, ¿es por la crisis o porque la publicidad cada vez se entiende peor?

Al revés, la publicidad es muy simple, muy tonta y muy naif y eso no engancha. Pones la tele y nueve de cada diez anuncios los podía haber hecho tu hermana pequeña.

Cuando tu ropa triunfe, ¿marearás a los creativos como te marearon a ti?

Por supuesto, es ley de vida (risas).

¿Cuándo te enteraste de que una colección podía no ser de cromos?

Buah, hace muy poco (risas). Hace tres años. Empecé de rebote, el creador es amigo de la infancia, yo estaba en una multinacional, estaba cansado, probé y me gustó. Pero me tuvieron que explicar qué era una falda de tabla y todo.

¿La ropa se llama SupremeBeing (ser supremo) porque queda divina?

Es ser supremo pero en el sentido individual. Cada uno es ser supremo para sí mismo, no mejor que nadie, pero tampoco peor. Puedes ser un barrendero y ser un ser supremo mientras que hagas lo que quieras y creas en ti mismo.

¿El Ser Supremo castigará a los que copian diseños para vender con otra marca más barata?

El Ser Supremo no sé, pero Dios y el niño Jesús, sí… (más risas).

Para colocar la ropa en las tiendas, ¿simpatía o extorsión?

Simpatía. Nuestros clientes son gente afín y hay buen rollo… Menos con los que no pagan.

¿Dónde va la gente más disfrazada? ¿En carnaval o en el Bread&Butter?

En el Bread&Butter, pero en Carnaval tiene mucho más arte.

¿Qué sería del carnaval de Cádiz si hubiese controles antidoping?

Uf… No sé, se caería el 90% del Carnaval, aunque también hay mucho sanote. Como yo (risas).

Elige: el Cádiz en Champions o tu chirigota ganando un Grammy.

El Grammy, porque estoy peleado con el Cádiz hasta que se vaya la directiva.

Venga, cántate una cuplé…

Ahora dice el Papa que en el portal no cabía un mulo, ni tampoco vaca, que dice el Papa que todo es un bulo, que se está pensando quitar también lo de la paloma, que se habían inventado los Diez Mandamientos… Y que todo era broma.

Quien quiera ver la entrevista tal y como salió publicada, puede hacerlo pinchando en el siguiente link: ff_chiri2

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