Las flores no sangran
Alexis Ravelo
Alrevés, 2015
Vaya descubrimiento o, más bien, vaya soplo (gracias, Guille). Alexis Ravelo lleva publicando desde 2000 y ha conseguido saltarse el océano que separa Canarias de la, ejem, industria editorial y colarse en las cosas de la cosa negra. Que no me haya enterado, además de mi culpa, puede ser por la sobredosis black que nos han estado chutando este siglo, a veces, casi siempre últimamente, con mandanga adulterada. No es el caso, Ravelo tiene buena mierda.
Las flores no sangran es una novela negra canónica, de ésas que retrata un lugar (Las Palmas de Gran Canaria) en un momento (ahora, o sea, crisis y pelotazos), con personajes creíbles metidos en negocios turbios y posibles, una historia entretenida pero dura, tensa, no un thriller excesivo lleno de trucos y acción como acaban siendo la mayoría de los best selles presuntamente oscuros firmados por gringos y nórdicos.
Un hurra por los diálogos que, como me decía Guille (oye, gracias), parecen estar copiados al dictado de la vida misma. Y otro por el vocabulario, lleno de palabras endémicas de la isla. Muy bien, también, la definición de personajes y, mejor, que haya figuras femeninas fuertes y consistentes.
No sé por qué, cuando escribes un libro y alguien te lee, a veces oyes como elogio lo de que «es una peli». No estoy yo muy seguro de que sea un valor pero, en este caso, es tal cual. La estructura, el ritmo, los diálogos, no hace falta nada de imaginación para creerse Las flores no sangran en pantalla grande aunque ésta no sería una peli, sería un peliculón (sí, con su tendencia a la justificación y sus soluciones morales incluidas).
Por si no lo había dicho: gracias, Guille.