Mi madre estuvo ayer en la manifestación del #15O. Mi madre nunca ha okupado un hotel.
Merlín, el hijo de mi amigo Nacho, también estuvo conmigo ayer en Cibeles. Por eso sé que Merlín no rompió nada en Roma… y eso que es un niño muy revolucionario, que nació el #19J de 2011.
Los medios hablan de decenas de miles de asistentes a las concentraciones en España. Efectivamente, 500.000 manifestantes en Madrid son 50 decenas de miles. Todos los demás en el resto de poblaciones, igual son otras 50 más. Lo que viene a ser un millón de personas, más o menos. Más las de todo el mundo.
Seguramente, buena parte de esas 100 decenas de miles de seres humanos estén bastante indignados. Obviamente, llamar “los indignados” a un millón de ciudadanos es bastante reduccionista.
Sin duda, desde el #15M no se ha podido percibir ningún cambio a mejor ni en la política ni en la economía y, por tanto, hay quien cuestiona el éxito de las movilizaciones. Sin embargo, es incuestionable el éxito de un movimiento que, con sólo cinco meses de vida y, a diferencia de la política y la economía, sin ningún recurso más que el poder de la gente ha conseguido sacar a la calle a 100 decenas de miles de personas.
Por supuesto, hay un montón de críticas que se pueden hacer al #15M, comunicación, funcionamiento, ciertas actitudes… Por descontado, son muchísimas menos que las que se merecen por eso mismo y por cosas muchísimo más profundas los partidos, los mercados, los bancos, la policía y demás organizaciones de presunto bien.
Es un hecho, que el #15M como tal no ha llevado ninguna propuesta concreta a los órganos de poder. Es una verdad como un templo, en cambio, que no hay nada más poderoso y concreto que la voz de un millón de personas proponiendo un cambio político, económico y moral.
Claramente, no era la misma situación la que originó las primaveras de Túnez o Egipto que la de España y por eso había quien no quería compararlas. Ciertamente, la movilización mundial del #15O demuestra que, aunque pueda haber diversidad de situaciones, existe una ambición de cambio global en millones de personas.
El calendario dice: llevamos cinco agotadores meses en la calle. La intuición dicta: esto acaba de empezar.
Dormíamos. Despertamos.
Suenan Lenine y Maria Bethânia, Nem o Sol, nem a Lua, nem eu.
No debemos dejar que la prensa nos manipule.
Cada vez somos más y eso es la realidad
CAda vez somos más y no nos podrán parar!
Por su avaricia cada día mueren en el mundo 10.000 niños.
La indignación, el «así no vale»…..no existen mientras no se verbalicen, mientras no se manifiesten. De momento eso se está haciendo. Y, es verdad , que habrá que reflexionar, concluir ACTUAR….. A través de las urnas también ¿ por qué no ?. Mientras, y pese a la imperfección de este 15, yo seguiré estando, allí donde allá que estar, con Merlín, con Julián, con mis hijos, con mis nietos, con mis perroflautas, mis jubiletas, mis maestros, mis mileuristas, mis parados……con mis conciudadanos indignados
Me parece muy bien!
Hay que ocupar todos los hoteles y hostales en Madrid que se encuentren vacios porque pueden ser muy útiles al tener muchas habitaciones con baño.
Yo propongo alojar a los desahuciados allí!