La economía nipona vive estancada desde hace casi 20 años, con el riesgo de caer en deflación (caída generalizada de precios). Se han llevado a cabo todas las medidas posibles: rescates bancarios, tipos de interés prácticamente planos, emisiones de cantidades ingentes de deuda pública… Nada funciona. La economía no crece.
Para combatir este riesgo, diversos economistas abogan por elevar el consumo y generar inflación a través de la imposición de tipos de interés negativos. A la gente se la penalizaría por depositar sus ahorros en una entidad financiera, por lo que solo les quedarían dos opciones. Consumir desaforadamente o acumular efectivo. Y para evitar esta segunda se optaría por suprimir el metálico y así operar únicamente con dinero electrónico».
Copiado y pegado de El País, de un reportaje llamado El dinero, de plástico, por favor. Pues nada, que espero que sea verdad que ya nadie lee periódicos, no vaya a ser que a alguien se sienta inspirado.
Suena Agradable sobremesa con una japonesa, de KGB.
Deja una respuesta