Hoy he pasado por la Plaza de Castilla, he visto el obelisco que está siendo perpetrado y me ha surgido una duda. He pensado que igual no me tengo que enfadar con el alcalde de mi ciudad sino que debo tratar de comprenderlo. Me explico. Mi ciudad, Madrid, es mi casa. Yo, en mi casa particular, procuro tener un criterio decorativo. Teniendo en cuenta que no me apellido Starck y otros factores como que soy menos ordenado que mi sobrina Sol, puede que ese criterio decorativo no sea el de todo quisque. Pero es el mío y por eso no incluyo, por ejemplo, cosas que me van regalando y considero que no pegan. Así soy yo, que no soy el alcalde. Pero no sé es si es así el alcalde. Igual Gallardón es de ésos a los que les regalan una bailarina de Lladró y la coloca encima de la tele. Quizás el alcalde es de los que cada quince días tienen la manía de cambiar los muebles de sitio. Puede que Gallardón acepte las ideas de cualquiera que pasa por ahí y pone cuadros, chirimbolos y maceteros por las esquinas de su piso. Incluso, es posible, que a Gallardón no le moleste tener albañiles en su hogar y ande de reformas permanentes. Al cabo, todo esto es lo que hace en Madrid, que es su casa tanto como la mía. Si no, no se explica que permita la construcción de esa cosa tan fea diseñada por Calatrava, ni que cambie las estatuas de lugar como quien enroca en el ajedrez, ni que llene las calles de mobiliario urbano sin coherencia, ni que someta a la Villa a un continuo movimiento de tierras, taladros y hormigoneras. Si no, no se entiende que fomente esta vida miserable y este miserable paisaje en Madrid, que es nuestra casa.
Suena Madrid, por Burning.
La foto de eso tan mono de Caltrava es de aquí.
Joder, qué razón tienes, compadre. Encima el calatrava que suele hacer todo en blanco en plan pulcro, se pasa al dorado. ¿se habrá hecho cani?
Igual no hay que pensar en lo bonito que pueda ser o no, igual no hay que centrarse en que sea de ese engañabobos que es, muchas veces, Calatrava, igual, lo que hay que hacer, es darle importancia al aspecto fálico del objeto en cuestión. Quizás ahí esté la clave.
Mi Madrid nunca fue una ciudad bonita, salvo su luz y su cielo pero la verdad es que ahora es una mezcla de falla a la espera de la mascletá y un paseo por los infiernos subterráneos con un toque de » a las barricadas..». No me esperaba esto de Gallardón, tan culto, tan aficionado a la música…..¿ Donde está la armonía ?. La Plaza de Castilla puede pasar a las antologías de los horrores urbanísticos con todos los merecimientos.
Tienes toda la razón