No tenemos Olimpiadas. Pero tenemos muchas otras cosas. Tenemos cuatro millones de parados, menos presupuesto en innovación, más impuestos, ayuntamientos en quiebra, bancos que reciben dinero del Estado para repartírselo entre sus directivos, Plan E, unos índices de CO2 que asustan, un millón de pisos vacíos, las SICAV casi sin fiscalizar, el mileurismo como aspiración de bienestar, un Gobierno torpe, una oposición frustrante, ninguna alternativa, una vida política que es un chiste malo repetido muchas veces, una sociedad que sólo reacciona para meterse con las hijas del presidente… Seguro que hubiese disfrutado viendo el atletismo olímpico en mi ciudad, incluso pagando a un reventa, pero hoy no me apetecía que el país se metiese en un sueño de siete años cuando la realidad está demostrando que a 2016 sólo vamos a llegar de milagro. Y los milagros no existen. Que se lo digan a Gallardón.
Suena Tudo bem, del Trío Mocotó.
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