Me da la sensación de que la mayoría de la gente que compra periódicos no lo hace para adquirir una visión del mundo, sino para reafirmar la que ya tiene. Es una de las pocas elecciones ideológicas en estos tiempos sin ideologías y, por eso, los lectores hacen bandera de su diario y atacan al de enfrente. Para los de ABC, El Mundo y La Razón, El País es el órgano oficial del PSOE (con permiso de Público), una herramienta progre para desgastar con infamias a la oposición y tal. Para los que son de El País, esos otros diarios son el colmo de lo tendencioso y, en concreto El Mundo, la cosa más amarilla desde el submarino de Los Beatles. También, muchos de los currantes defienden su medio como si lo dirigiesen y desprecian a los otros como si fuesen redactados por los muchachos y muchachas de Gran Hermano. Yo he trabajado o colaborado en todos ellos, soy lector habitual de El País y un poco menos de El Mundo y, más allá de mis costumbres lectoras y los amigos y enemigos que tengo aún en alguno, no tengo ningún lazo emocional con ninguno. Y pienso que son todos tendenciosos, cada uno a su modo y en su tendencia, eso sí. ¿Y amarillos? Pues, atención, frase hecha, depende del cristal con que se miren.
Cuando El País empezó a publicar el asunto de las velinas de Berlusconi, hubo un debate en mi entorno sobre si era apropiado sacar las fotos robadas de la vida privada del hombre éste. Unos defendían el derecho de Silvio a meterla donde y como pudiese y otros creían que, si eso involucraba tráfico de influencias, abuso de poder y demás, era noticia. En cualquier caso, un tipo de la calaña de Berlusconi no debería caer por irse de putas sino por las muchas putadas que ha hecho y hace.
Hoy, todos los periódicos ponen en portada la misma foto, más o menos. Y, más o menos, titulan con otra bobada berlusconita sobre las mujeres como el «mejor regalo de Dios». Sólo uno da la noticia (o lo que sea) a cuatro columnas y con un titular distinto: «Nunca he pagado por sexo. Amo conquistar». Ese uno es El País. Y yo, al verlo después de comer, me he llevado a la siesta varias preguntas sobre esta portada. ¿No había ninguna noticia más importante? ¿Si llega a confesar que toma Viagra le dan tres columnas y si dimite, portada y contra? ¿Es una batalla de la guerra entre El País y el primer ministro italiano o una escaramuza en su lucha contra la prostitución? ¿Es amarilla la portada o yo soy daltónico? ¿Me pillo las tazas de los Beatles?
Suenan Los Mustang y su Submarino amarillo.