No tengo ni idea de lo que pasa realmente en Irán. No me fío un pelo de la imagen que se ofrece de ese país por parte de los medios de comunicación del lado del mundo sin turbante, éste. Me pasa lo mismo con Venezuela, donde sí he estado y sé que lo que pasa no es lo mismo que lo que nos dicen que pasa. Volviendo a Persia, hoy he leído un par de cosas que enfocan algo mejor, pero, ya digo, sigo sin enterarme del todo. Lo que sí veo clarinete es la actitud con la que observamos aquello desde nuestro sofá occidental. Orgullosos de estar en un grado evolutivo superior, con la condescendencia del que piensa «venga, muchachos, un par de manifestaciones más y llegaréis a tener nuestra preciosa libertad y nuestro bonito comportamiento democrático».
Y aquí es donde flipo en colorines. Yo vivía en Miami cuando Bush hijo ganó de forma bastante chunga las elecciones a Al Gore y no recuerdo manifestaciones multitudinarias para protestar por semejante tongo. También vivía en Madrid cuando Tamayo y Sáez se escondieron nosecuántos días en un picadero para robar unas elecciones que, al repetirse, pusieron a Esperanza Aguirre en la poltrona en la que sigue plantando su ilustre culo. Tampoco recuerdo manifestaciones masivas en aquéllos tiempos no tan lejanos.
Ojalá se arregle lo de Irán. Ojalá salgan de la cárcel los disidentes, dejen de disparar los basiyís y se repitan las elecciones si es que se tienen que repetir. Pero ojalá, también, nosotros aprendamos de ellos a salir a la calle para protestar por todas las tropelías que se cometen (nos cometen) al ámparo de la presunta democracia. Joder, que los de la cinta y las pulseras verdes se están enfrentando a una autoridad divina y por aquí el único ser superior que se ha visto últimamente es Florentino Pérez.
Puede que todas estas letras no fueran más que una excusa para poner la banda sonora de estos días, así que suena otra vez Siniestro Total y su Ayatolah (más una entrevista risible).
A mi lo que más me jode es que hay quien en vez de tomar el ejemplo de un pueblo civilizado que sale a la calle durante más de una semana defendiendo su constitución los critica porque «no tienen la amplitud de miras suficiente» y montan una revolución secularizadora. Joder, es que son el acontecimiento histórico del 2009 sin dudarlo, un pueblo consciente de que antes de montar una revolución o una guerra o lo que pueda salir hay que intentar hacer funcionar las reglas establecidas. ¿Vamos a decir que es malo el sistema político español sólo porque los que tiran los dados los giran cuando están sobre el tapete?
También me hacen gracia los que se niegan a cambiar el color de su avatar en Twitter o su localización porque les parece que no sirve para nada aún si gracias a eso se ha conseguido ya la atención de unos medios que ya se habían olvidado (y parecen seguir teniendo prisa por olvidar) que Irán existe. ¿Tienen envidia?
[…] en el El País sobre la pasividad del personal. Un servidor lleva mucho tiempo tratando el asunto (aquí, aquí, aquí, aquí o aquí, por ejemplo). Sólo por eso me permito aportar algo al debate de mis […]