Cada vez que hay unas elecciones me suele tocar responder a la misma pregunta. Éstas ya han pasado y ya tuve mi ración de razones que dar a los que me preguntaron por qué no fui a votar. Una pena que haya descubierto tarde estas líneas de Vicente Verdú en su blog (va el texto entero, tal cual):
Si la opinión que tienen los europeos de los políticos (sondeo de mayo de 2009) es la de considerarlos el grupo social más corrupto ¿cómo escandalizarse que en las elecciones europeas de unos días después no acuda ni la mitad a votar? ¿Votar al corrupto, apoyar su previsible corrupción?
Votar, votar, votar a todo trance, dice la moral democrática, directamente vertida de la religión esquinada en el siglo de las Luces. Pero la religión, bajo otro aspecto, vuelve al mundo del poder. El voto es sagrado, el comicio es la comunión, la urna nuestra voluntad ciudadana, la papeleta nuestra legitimación individual.
Toda esta secuencia, heredada de los tiempos en que se debatía entre democracia y absolutismo, entre salvación y muerte, entre progreso y esclavitud, hace tiempo que funciona como un artefacto mostrenco.
La creciente mala calidad de los políticos se corresponde con la mala calidad de la democracia que ellos manipulan y deterioran. A la mala calidad de esos políticos no puede ofrecérseles nuestra cándida adhesión. Ni tampoco a la baja calidad de la democracia se le debe el culto a toda costa. Votar sin rechistar, votar religiosamente, es igual a aceptar ofuscadamente un sistema que ya ha demostrado de sobra su anacronismo, su ineficacia y su mofa de la población. Votar como se votaba en el siglo XIX cuando la mayor parte de la población era analfabeta y casi todos siervos coincidía con un progresivo ejercicio de afirmación de los derechos del nuevo ciudadano. Hoy, alfabetizados todos, liberados de oscurantismos, capaces de crítica y con más que justificadas aspiraciones a algo mejor, (auténtico y no simulado, eficaz y no ritual) votar y votar, sin más, es apoyar la reiteración del crimen, contribuir a la perdurabilidad de la justicia injusta, el abuso municipal, la demagogia electoralista, la incuria, la crónica endogamia de los equipos políticos que sin sorpresa volverán a mentir y a defraudar. Votar ¿otra vez a esta caterva?
¿No votar sería incumplir un deber ciudadano? ¿Cómo no advertir que ahora, cuando depositamos otra vez la papeleta (con tanta mansedumbre con tanta candidez, con tanta inercia irresponsable) volvemos a dar nuestro respaldo a esta degradada especie política, el grupo considerado popularmente, «electoralmente», como el más corrupto de la organización social?
Suena Revolution, de Dennis Brown junto con Sly & Robbie.
La imagen es de un tal Tim Rüth y la he sacado de aquí.
Molto grace, así da gusto.
me han leido el pensamiento….
el problema, ¿que no encontramos una solucion mejor, o que no se desea buscar otras opciones?
como votar por ministerio con listas abiertas, o que cada profesional vote por los temas que cree que le son mas de su competencia, es incrible que en este siglo de la «comunicacion» se siga usando un sistema en el que nadie cree, o el que cree es porque le conviene.
habria que montar un partido en el que se pidiera la abstencion para ver la reaccion de los gobiernos….
gracias opcion b
Y a mi que me da la sensación de que ha comido ajoblanco y se le está repitiendo… Una vez oi un discurso en un tono parecido. Fue en una mezquita. No entendí nada pero sonaba igual.
Sí. Yo también dudé sobre votar ó no hacerlo. Desde luego mucho sobre a quien. Vicente Verdú y tú tenéis muchísima razón. Pero:
1.- Seguramente he pasado demasiado tiempo sin poder hacerlo y deseándolo para abandonar ya. Ni lo considero un deber, ni comulgo, ni me creo partícipe de las grandes decisiones del mundo. Solo creo que tengo una pequeña oportunidad de expresarme en cada votación.
2.- Políticos corruptos… incompetentes….Pues sí, muchos. ¿Será que solo se dedican a la política los de estos géneros? ¿Será, si pensamos en estadística , que son un reflejo de las sociedades a las que supuestamente representan?
3.- A los críticos, a los que tengan algo que aportar, a los limpios de corazón, a las buenas cabezas que deben existir…os convoco. No para salvar el mundo, que para eso sobran aspirantes, sino para dar ideas, Para ponerlas en marcha. Para actuar.
Contemos como debe ser. Hagamos lo que debe ser.
Me sigue gustando Obama. Hay que leer su discurso en El Cairo
No tuve opción.
No voté porque no me llegó el voto por correo. Aún no estoy convencida de que la abstención sea la mejor opción aunque entiendo los reparos de quienes la practican, normalmente la gente que nunca votaría a la derecha.
Supongo que lo único que necesito para convencerme del todo es que quienes favorecen la abstención me planteen a cambio algo más que la siempre terapeútica pataleta. Necesito un movimiento asociativo que canalice el desencanto, la alternativa, la competencia profesional, el interés por el bien común….
De verdad, entiendo la frustración, lo que no veo es la que yo creo que es una necesaria alternativa.