Rectifico: las discográficas no sólo se están suicidando, están tratando de matar la música. Leo en el New York Times el caso de Juliet Weybret. La inocente muchacha colgó en diciembre en YouTube un vídeo en el que aparecía cantando su propia versión de Winter Wonderland, un villancico. Pero resulta que los derechos de la cancioncilla en cuestión son de Warner y Warner está negociando con YouTube cuánta pasta quiere por los derechos de sus obras protegidas colgadas en tal sitio. Resultado: la versión fue retirada y la inocente colegiala se ha acojonado y puede que ya nunca más se le ocurra colgar una versión de ninguna canción en ningún lado. O ni cantarla. Hay historias todavía más frustrantes, como la de ese profesor que quería enseñar el lenguaje de los signos con música de Foreigner de fondo. Igual el tipo tiene mal gusto, pero tampoco es motivo para quitarle el vídeo. En el texto de NYT, hay un portavoz de Warner que se defiende diciendo que es la programación de YouTube la que anula cualquier contenido cuyos derechos huelan a Warner, ya sean canciones originales o versiones. También dice el abogado del diablo que tanto la compañía como sus artistas están muy frustrados por la situación. Ya, pobres. En fin, como decía el Chiri en un comentario a la entrada donde contaba otra de discográficas y YouTube, «la música seguirá adelante como sea, aunque sea sólo en forma de carnaval».
Suena Noemí* tocando por Eskorbuto, Es un crimen.
* Esta chica, a la que no tengo el gusto de conocer, cuelga en YouTube sus versiones acústicas de Eskorbuto y La Polla Records. No creo que Iosu y Jualma resuciten para reclamarle sus derechos. Ni pienso que lo hiciesen en vida (salvo para pagarse unos chutes). Pero, de todos modos, igual es otro vídeo en peligro de extinción.
Yo tengo una versión muy buena de mi hija de 2 años cantando Nena Daconte y Mama Mia. Pensaba compartirla pero ya veo que igual la meten (a ella sin duda alguna, no a mi) en la cárcel…
Bueno, Nena Daconte es Universal, pero nunca se sabe. Lo suyo es fimentar que compongan, así luego fichan por una discográfica y entonces pueden reclamar derechos a otros niños…
Mi hija, canciones infantiles aparte, sólo se sabe el estribillo de «Idiota» de Los Ronaldos. Así, cuando quiero insultar a alguien con dísimulo, sólo tengo que decirle a la niña que cante…
Y con lo bien que me sienta, si Coque Malla me lo pide, le invito a unas cañas…