Hace un par de meses recibí un email de Noemí rebotado de uno que le había enviado una amiga suya a la que se lo había enviado Christina Rosenvinge. Éste:
Mis queridos amigos:
os mando esta canción que no está en el CD, que nunca he tocado para nadie, que no creo que oigáis en la radio (es un antisingle ); en fin, esta canción secreta con la que llevo meses peleando, que se niega a existir, me hace el vacío y lo que es más, que me detesta por haberla escrito y ha llegado a amenazarme.
Como yo le tengo mucho cariño a pesar de nuestras diferencias y me apena esta situación, he decidido darle una vida secreta y os la regalo para que a su vez se la regaléis a vuestros amigos y vuestros amigos, a su vez, hagan lo mismo y así llegue hasta cualquiera que la pueda apreciar. Por favor, ayudadme a alargar su pequeña vida azarosa en el secreto de vuestras casas (aunque ella no esté de acuerdo y no quiera saber nada del asunto).
No os cortéis y pasadla de mano en mano junto a esta carta. ¡Quién sabe a donde llegará!
Un beso muy, muy grande (y nada secreto en cambio) para todos, y mis mejores deseos para el año 2009.
Os quiero mucho,
Christina R».
Me resulta curioso que, mientras la industria medita si reconoce errores, la SGAE sigue conduciendo contra el tráfico y el Gobierno hace campañas contradictorias con sus propias leyes, los músicos descubran bonitas maneras (como ésta) de lograr su único objetivo en todo esto. Tocar y que la gente les escuche.
Sé que la cosa ya es añeja en el calendario internetero y que ha salido en un porrón de blogs, pero la saco ahora aprovechando varios acontecimientos: que la canción se edita en un EP que sale por estas fechas, que la chica está de gira en estos días y, sobre todo, que yo he aprendido a subir Mp3 aquí arriba.
Aquí va la canción secreta de Christina.
Mira, la mejor razón me parece la última. Esas cosas hay que celebrarlas con los lectores.
Hombre, he tenido que pagar un upgrade, pero yo por los lectores lo que sea.