El hombre que agarra en la foto a un Iggy Pop automutilado y, probablemente, intoxicado ya no podrá hacerlo más. Y no porque la iguana haya dejado hace rato de automutilarse y, probablemente, de intoxicarse. Si no porque el hombre que aparece en la foto agarrando a Iggy ha muerto. Me entero por ADN.es de que el cuerpo de Ron Asheton ha sido hallado en su casa de Ann Arbor, donde empezó todo en 1967. Y me da pena. Soy de los que piensa que después de que los Stooges destrozaran las flores de los jipis con sangre, sudor y cuatro acordes, no ha habido nada tan rompedor y salvaje en el mundo del rock. Ni el punk, ni GG Allin, ni Melendi en un avión. O sea, que sin los hermanos Asheton e Iggy Pop, sin los Stooges, nada sería igual y todo sería más aburrido. Por eso, me gustaría dedicar estos minutos de ruido a la salud de Ron Asheton…
Archive for 7 de enero de 2009
Un último trago de Ron
Posted in Esquelas, Música, tagged Ann Arbor, Detriot, GG Allin, Iggy Pop, Melendi, Ron Asheton, The Stooges on 7 enero, 2009| 2 Comments »
Lecturas de WC: así somos
Posted in Cambio, Citas, Lecturas de WC, Libros, Tierra, tagged Cabalgata de reyes, Dinero, Douglas Adams, Felicidad, Galaxia, Guía del autoestopista galáctico, Infelicidad, Logroño, Tierra on 7 enero, 2009| 3 Comments »
En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo occidental de la espiral de la Galaxia, brilla un pequeño y despreciable sol amarillento.
En su órbita, a una distancia aproximada de ciento cincuenta millones de kilómetros, gira un pequeño planeta totalmente insignificante de color azul verdoso cuyos pobladores, descendientes de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen que los relojes de lectura directa son de muy buen gusto.
El planeta tiene, o mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes era infeliz durante casi todo el tiempo. Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero la mayor parte de ellas se referían principalmente a los movimientos de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los pequeños trozos de papel verde no eran precisamente quienes se sentían infelices».
Así empieza Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams. Descacharrante. Tanto, que su lectura impidió mi asistencia a la cabalgata de reyes de Logroño.